En este trabajo me propongo analizar el concepto kierkegaardiano de pecado original, con el fin de mostrar que, a pesar de haber hecho uso de algunos criterios "análogos" a los de la filosofía analítica, el resultado de la elucidación de Kierkegaard conduce, por un lado, a pensar los conceptos existenciales como pseudo-conceptos y, por el otro, a buscar un modo de referirse a ellos que nada tiene que ver con el discurso analítico. En este contexto, la psicología se revela como el único discurso capaz de dar cuenta de la realidad de la angustia, esto es, la categoría que, si bien no puede "explicar" la realidad del pecado, puede, no obstante, describir su posibilidad "real".