MARIA LUISA PFEIFFER no es de hecho diferente del cuerpo sino que esta formado por configuracio- nes temporarias de instintos segun afinidades funcionales, es el “cuerpo crea- dor del hombre”. El cuerpo es mas que el yo al que 1dentificamos con el suje- to 0 mejor es otro tipo de yo, uno que no se autodenomina yo cuya razon es mayor que la razon subjetiva.” Sin embargo, vuelve a aparecer frente al trata- miento que hace Nietzsche de la cuestion del cuerpo en Asi habli Zaratustra, la sensacion de separacion entre cuerpo y espiritu, como que el primero subyu- gara al segundo, como que no actuaran en consuno sino en contraposicion, como debiendo vencer uno de ellos sobre el otro y que sélo venciendo el cuerpo, lo mstintivo, lo impulsivo, la pasion, cumplira el humano con su des- tino creador de superarse a si mismo, es decir, sera auténticamente voluntad de poder. Hay un claro predominio en Nietzsche de lo relacional. Las relaciones son quienes constituyen los entes, las potencias de vida se vuelven tales en la relacion. La relacion es cambio, movimiento, es fugacidad de todo proceso, no permanencia, es posibilidad de un horizonte en transformacion, que va asumiendo dife- rentes configuraciones y singularidades.68 El cuerpo esta compuesto de una multitud de fuerzas irreductibles, fuerzas activas y reactivas, supertores y dominantes ¢ inferiores y dominadas; es un campo de fuerzas. Es en el juego entre esas fuerzas que aparece la conciencia; “la conciencia es siempre conciencia de un inferior en relacién al superior al que se subordina o ‘se incorpora™.® Esto vuelve a remitirnos a lo dicho mas arriba en el sentido de que para entender a Nietzsche hay que comprender la relacion valor-mstinto. Por otro lado, el reconocimiento del cuerpo como campo de fuerza que permanece mas alla de los cambios es lo que nos hace preguntar ¢como pensar el movimiento y al mismo tiempo afirmar el mstinto como vigencia de una voluntad de poder que no tiene que ver con el sujeto sino que lo trasciende? El cuerpo es fugacidad, es lo efimero, es presencia y manifestacion de la muer- te, y valorarlo se contrapone a la aceptacion de la fuerza instintiva. Valorar por encima de todo al instinto como manifestacion de un poder que va mas alla del cuerpo, es pretender lograr la permanencia mas alla de la muerte. Pero, ¢no es acaso el hombre un cuerpo mortal? :O es esa muerte una mera ilusion, una 67 Ver Nietzsche, Alo sprach Zarathustra, en Werke, T 2: 300. 68 Onate, O wrepusculo do sujeito em Nietzsche. Ou como abiirse ao filosofar sem metafisica, 86. 9 Deleuze, Nietzsche et la philosophie, 44. 68 Enfogues XX, 1-2 (2008): 47-72