MARIA LUISA PFEIFFER si misma, es preciso que lo que alcance la voluntad sea el pasado, que la 1no- cencia sea recuperada, que la redencion no sea un nueva creacion sino una recuperacion de lo originario, es preciso que el tempo, el movimiento, desapa- rezcan: llegd la hora del eterno retorno de lo mismo. Y cuando decimos esto, a lo que apuntamos es a la negacion del tiempo en tanto movimiento, cambio, ritmo corporal; el eterno retorno es un tiempo no temporal, es un tiempo no corporal. Esta metafora niestzscheana se convierte en un paradigma: el de un cuerpo ajeno a las condiciones que lo atan a la contingencia, al mal y a la muerte, el cuerpo en disolucion temeroso de la muerte humana. Esta formulacion le quita la palabra, pone a Nietzsche frente al “descubri- miento” de lo numinico, lo santo, lo divino. Lou Salome relata a proposito de esta revelacion: “La certidumbre del eterno retorno de la vida debia ser para él algo horrible [...] ello constituy6 una terrible contradiccion con su sentimiento mas intimo, contradiccioén que termind por triturarlo”.” La revelacion del eterno retorno quita al mundo su caracter de sorpresivo, nada es inesperado, nuevo, todo esta en cierta manera programado, esta desti- nado. Fl silencio de ese todo, su inmovilidad, su eternidad quita el aliento. El que pueda “dominarlo”; el que pueda “revelar” esa rueda, descubrir el secreto de su movimiento tendra entre sus manos el poder del conocimiento, sabra quién es, cual es su lugar, cual es su destino. Lo sabra todo y lo podra todo. El proposito de Nietzsche es convertirse en ese critico y creador que maneje el elemento diferencial a la manera de un escultor. La experiencia de la supera- c1on solo puede vencer a la muerte si se convierte en un instante eterno. Nietzsche sera no solo filosofo sino profeta, su vocacion es la de absoluto. Esa es en realidad, la vocacion de todo hombre, pero Nietzsche no puede constderar la vocacion, el llamado a, como tarea a realizar, sino que pretende vivir en el absoluto como si fuera un estado en el que se encontrase de una vez y para siempre. ¢Podemos acaso aceptar que somos limite, disolucion, acabamiento, que estamos condenados al fracaso y a la muerte? Nietzsche busca la solucion y encuentra dentro de esa disolucion de la vida, en la nada, el mnstante en que todo se cumple, todo se da para siempre, el mstante creador en el seno de lo fortuito en que la destruccion alcanza su zenit constructivo; ese instante es el que justifica la vida, el que permite morir luego de haberlo alcanzado porque ya no habra muerte.” El “todo vuelve” no es una expresion 72 Citado en el relato de Overbeck en P. Klossowski, Nietzsche y el cireulo ricioso (Barcelona: Seix Barral, 1972), 303. 73 Esta idea es repetida hasta el cansancio asociada a la creacion por todo el romanticismo. 70 Enfogues XX, 1-2 (2008): 47-72